“Una cosa que siempre sabes pero que si no tienes la palabra, no te encuentras”.
“Soy Olivia Ávila, soy de Granada y tengo 31 años. Soy asexual y birromántica”.
“Asexualidad es una orientación sexual que es que la persona siente poca o nula atracción sexual hacia otras personas. Hay muchos tipos de atracción, las personas nos atraen de diferentes maneras: sexual, como amiga, romántica, etc. Birromántica es que te atraen las personas románticamente independientemente del género que tengan, es ser bisexual con la parte romántica. Sexualmente no me atrae la gente pero románticamente sí”.
“La asexualidad es un espectro, yo soy una forma de ser asexual. Hay muchas con otras vivencias y comportamientos. En mi caso no siento nunca atracción sexual, pero hay personas que sí que la sienten alguna vez”.
Búsqueda
“Siendo adolescente era empollona, siempre estaba estudiando. Otro, que se llamaba Dani, y yo éramos los empollones de la clase. Un día una chica preguntó ¿qué creéis que le va a Dani? Otra respondió creo que nada, que es asexual. Yo tenía 15 años y no sabía lo que era pero me sentí identificada. Pensé, ojalá mis amigas me leyeran así, como a Dani. Era la primera vez que oía la palabra asexual y ni la busqué”.
“Tu entorno te genera dudas, tus amigas te dicen que eres tímida. Lo hacen por ayudar pero esa ignorancia hace que te lo plantees todo. También pensaban Olivia no está interesada porque está estudiando. Eso me protegía porque yo también lo pensaba, que lo único que me importaba eran los estudios”.
“En 2020 pasamos mucho tiempo en casa con la pandemia. Mucha reflexión. Yo soy realmente diferente a la gente pero no sé por qué, pensaba. Buscando en internet encontré la asociación ACEs y me apunté a actividades online. Esto a mí me resuena, es lo que yo soy. Fue al hablar con gente con las mismas vivencias y al ver entrevistas de personas que contaban su historia. Veía sus vídeos en bucle. Son personas que te hacen de espejo”.
“Es un tema invisibilizado, no es fácil encontrar un espacio. Sentí alivio porque pensé ya sé lo que soy, hay mucha gente como yo. A la vez también pensé vaya puta mierda, yo no quiero ser esto. Lo pensé porque en las historias de las personas hablaban de violencias, de discriminación. Yo pensaba no quiero ser esto, si pudiera lo cambiaba, pero no puedes. Fue un proceso de aceptación que viene con el tiempo”.
Asexual y violencias
“La invisibilidad es una violencia brutal. El no existe, no es real, hace mucho daño. El tiempo que le dedicas a entenderte porque no está tan visibilizado. A mí nunca me habían hablado de asexualidad hasta que lo busqué. Ese tiempo son vivencias que se pierden. En un mundo con el sexo en el centro, tú te escapas de la norma totalmente y es más difícil que se entienda. Estás sometida a presión, desgaste, todo el rato te sientes fuera de lugar. ¿Por qué la gente está tan en algo que a mí no me atrae? Y esto es muy contraproducente también a la hora de visibilizarse”.
“Te expones a violencia sexual, pasa dentro de la pareja. Encima la culpa y la culpa es tuya. Yo pensaba que no podía ser una novia ‘normal’. Por lo que sea no encajo en esto. Afortunadamente ya no tengo culpa”.
“Te confunden con problemas de deseo. Da igual el deseo que tengas, que si no sientes atracción sexual, no la sientes. Te confunden con problemas de trauma. Que tú puedes tener un trauma pero por otros motivos, nada que tenga que ver con ser asexual. O ir a terapia psicológica y que te intenten corregir”.
“Hay gente que te trata de forma más infantil y no se da ni cuenta. Parece que somos inmaduros. Es algo como cuando crezcas y seas adulta tendrás una vida sexual”.
Activista asexual
“Al final de 2020 me tiré a la piscina y empece a hacer vídeos. Una amiga me dijo por qué no pruebas a hacer Tiktok. No había tanta gente, por lo menos en el contexto español, haciendo vídeos y dando la cara. Empecé y me gustó el feedback. Hate (odio) siempre hay, insultos, pero me encontré también con lo bonito. Hago vídeos sobre cosas que me pasan a mí y a las personas asexuales en general. Que las personas asexuales no sientan que son bichos raros y que les pasa algo. Que sepan que hay gente, comunidad, recursos. En lo que me dicen se repite la palabra alivio. Mis perfiles son un espacio seguro para que mis seguidores me cuenten cosas, me cuentan sus historias de vida. Es gente muy agradecida. A veces me disocio porque me da mucha vergüenza las cosas bonitas que me dicen”.
“Como activista me comprometo con la visibilidad para progresar en la diversidad. Ser activista es tiempo que le dedicas voluntariamente. Gracias a mi activismo en redes me llaman para dar charlas, conferencias. Los vídeos no son remunerados pero las charlas sí y son un ingreso extra a a mi trabajo en la asociación Las Niñas del Tul, donde gestionamos proyectos Erasmus+”.
“Suelo tener bastante autocuidado con el hate. En Tiktok hay señores que me dicen Olivia, a ti te hace falta conocerme a mí. Ahora intento llevarlo al otro lado, al humor, porque me parece ridículo. Aunque eso no quiere decir que ya no me afecte. El activismo carga y también el odio que recibes”.
“Los vídeos han formado parte del proceso de autoconocimiento. Un proceso que a veces es angustiante. Los primeros vídeos los hacía y luego me daba un ataque de ansiedad. De repente, de la noche a la mañana, exponerse… Lo mío fue bastante heavy, no lo recomiendo”, dice riéndose.
“Me expongo desde el activismo, es una decisión que he tomado. A veces estar todo el rato explicando es muy cansado. A muchos les explota la cabeza cuando les digo que soy asexual y bi, y ves que no están entendiendo y tú les sigues explicando… Algunos se lo llevan a su terreno para cuestionarlo y me da coraje. Saben cero de la asexualidad pero te invalidan todo el rato”.
“Muchas veces te hacen preguntas invasivas. Me ponen muy nerviosa las preguntas íntimas que me hace gente que ni conozco. No te voy a decir si me masturbo o cuántas relaciones sexuales he tenido. Eso me parece morbo. Entiendo que si te interesa el tema puede ser difícil poner una línea, pero a mí ese tipo de preguntas me hacen ruido. Yo no le pregunto a una persona que no conozco sobre su vida sexual”.

Pareja y redes de cuidado
“Mi entorno es bastante abierto, bastante queer. Es un entorno seguro, de cuidado. No tengo relación con mi familia”.
“He tenido pareja, un chico, tres años y medio. Existen muchas vivencias. Se puede ser asexual con pareja, sin pareja, poliamorosa. La variedad existe. Y no que si eres asexual parece que pareja imposible. Tampoco tu pareja tiene que ser una persona asexual. De lo que se trata es de gestionar con la persona o personas con las que estés, pero que eso no signifique dejar tu identidad y obligarte a hacer cosas que no quieras, que es algo básico pero que hay que subrayar muchas veces”.
“A mí las relaciones sexuales me interesan menos diez, pero no tengo conflicto. Aunque si las relaciones sexuales desaparecen del mundo, me da igual. Con tu pareja al final depende de cómo te comuniques y cómo lleves la relación. Puedes ser una persona asexual y que no te importe tener relaciones sexuales, como es mi caso (aunque me parece lo menos atractivo del mundo, pero no me genera ningún malestar). Entonces puedes decirlo, lo que no significa que te tengas que adaptar tú, que parece que siempre la persona asexual se tiene que adaptar. También puedes ser una persona asexual que no quiera tener relaciones sexuales. Entiendo que fuera de la asexualidad hay gente que su modelo es amor y sexo, y está bien así (otra cosa es que haya también violencia). No se trata de colonizar otros discursos”.
“En mi vida una pareja no es lo más importante. Yo tengo tantos vínculos tan bonitos. Una pareja en mi vida es algo más, no es el centro. Ahora estoy en el modelo que quiero: vivo sola tan feliz, tan a gusto. Red de amigos que son familia, estoy muy en contacto con ellos. Lo importante de la red de cuidados como sostén de tu vida; no vas a ninguna parte sin ella por muy independiente que te creas. Ahora no tengo necesidad de tener pareja. Si viene es bienvenida, pero no la necesito a nivel personal”.
“Yo hablaría de amor en plural: amores. Amor a lo que cuidas, a lo que importa, a las amigas, a la pareja cuando la hay, al trabajo que tienes, a los libros. Tengo muchos amores. Amor al psicoanálisis. Soy una repelente”, dice riéndose. “Lo estudio desde pequeña, es mi hobby. Me motiva mucho aprender en general. Contribuir a hacer el mundo un poquito mejor dentro del caos que es. En mi trabajo hacemos mucha acción social y eso supone un aprendizaje, un cambio de mirada”.
“La asexualidad es una diversidad más. Estaría muy bien que si hablamos de diversidad hablemos de esto también. Si tuviera una varita mágica me encantaría que la asexualidad estuviera al lado de homosexualidad, heterosexualidad, bisexualidad, aunque hay mucha bifobia, que eso es otra. La mirada cambiaría totalmente y sería más sencillo de integrar. Cuántas personas asexuales habrá por ahí que no saben que lo son”.
“Si me ves como soy, yo feliz”.
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