Historias cotidianas que solemos ignorar

LGTBI

No ser hombre ni mujer y que no te interese el sexo

La identidad de Garvi es no binaria, no se corresponde con hombre ni con mujer

“Cuando nací me llamaron Paloma pero con 14 años me puse un segundo nombre: Garvi, que es un nombre neutro, sin ningún género. Normalmente me llaman por uno u otro, uso los dos. Mi madre, por ejemplo, a veces me llama Paloma y a veces Garvi. No me molesta que me llamen Paloma, me es indiferente. No he hecho ningún cambio oficial ni nada, en el DNI pone Paloma”.

“El nombre de Garvi vino porque jugaba a la Play y al ponerme nombre de usuario me gustó porque no era un nombre ni masculino ni femenino”.

“Tengo 21 años y soy de Palma de Mallorca. Me gusta usar el pronombre neutro o el masculino porque siempre he tendido un poco más hacia el masculino. Pero hacia mí no me llamo con ningún pronombre o si no encuentro la manera, en neutro. Tratarme sin pronombres me salió automático en el momento que descubrí mi identidad. Tolero que se refieran a mí en femenino, aunque a veces me chirría, pero tampoco voy a exigirte que me llames en neutro o en masculino”.

Identidad y orientación: no binaria, agénero, asexual, trans

“Yo soy una persona no binaria, que es que el nacer con vulva o pene no te hace sentir ni mujer ni hombre. Nacemos así, pero eso no te define. Yo en mi infancia nunca me identifiqué como una mujer. He ido más como para hombre, pero tampoco, el género para mí es un abanico muy amplio que me ha dejado ser libre en muchos ámbitos y alejarme de prejuicios de la sociedad”.

“Dentro del espectro no binario me identifico con agénero, soy una persona que no me identifico con el género masculino ni femenino, soy simplemente una persona y ya está. El espectro no binario es muy amplio y puedes encontrarte muchas identidades como demigirl: te defines como mujer pero en ocasiones no te identificas como tal. También está demiboy, que es lo contrario pero en hombre. También está el género fluido, que es que te identificas con todos los géneros. En mi caso yo soy agénero”.

“Mi orientación es asexual, soy una persona que no siente atracción sexual por otras personas. Para mí el sexo es algo indiferente. Hablo de sexo con la gente, investigo y me parece muy bien, sobre todo que no sea algo tan tabú como antes, pero no me interesa. Pensaréis que esto es muy raro, pero las personas asexuales existimos y que no sintamos atracción sexual no significa que estemos enfermos. Nunca he sentido atracción, cuando éramos adolescentes y mis compañeros y compañeras estaban con todo esto de me lío con este, me lío con esta, yo no me interesaba. Y cuando alguien quería ligar conmigo le decía que solo podría estar con esa persona si no había sexo. No he tenido pareja y de momento he estado muy bien. Pero ser asexual no quiere decir que no te gusta la gente. En un futuro por qué no, si encuentro un compañero de vida o estar en una relación poliamorosa, que no tiene que ser todo lo tradicional”.

“También soy trans porque no me identifico con el sexo asignado al nacer”.

“Esta es mi realidad, pero personas no binarias hay miles y la realidad de cada una es diferente”.

Descubrirte como persona no binaria

“Yo nunca me interpreté como mujer, desde mi infancia he sentido una desconexión con eso, es algo que me ha acompañado toda la vida. Socializaba como mujer y tenía entendido que tenía que ser heterosexual, en el instituto también, pero yo notaba que las cosas no furulaban. Sentirse diferente a los adolescentes es raro, te sientes desplazado; aquí no encajan las cosas, aquí hay algo, pensaba”.

“Con 17 años dejé la ESO. Mis abuelos se pusieron enfermos de cáncer y sentí que no podía seguir estudiando. Por eso estoy ahora con el Bachiller, estoy a punto de terminar primero. Fue con 17 cuando me empecé a plantear mi identidad y mi sexualidad. No he elegido ser una persona no binaria, de hecho era algo que no tenía nombre para mí hasta que lo descubrí y dije hasta aquí hemos llegado, esto es lo que me pasa. Es triste decirlo porque me gustaría que hubiera sido de otra manera, pero la mayoría de las cosas las he descubierto en YouTube. Allí hay gente de la comunidad que habla de ello. Como a mí nadie me lo explicaba, me tuve que poner a estudiar y creo que esto es necesario hacerlo en los institutos. La educación sexual que tuvimos fue que una señora vino con un plátano y dijo así se pone un condón. Ni te explican las enfermedades de transmisión sexual ni nada. Ojalá una educación sexual como dios manda. En YouTube vi un vídeo y dije ostras, esto me puede encajar. Bueno, al principio pensé que no, pero luego empecé a ver que sí. Al principio me dio miedo dejar de ser lo que querían mis padres. Actualmente sigo teniendo miedo de las reacciones de algunas personas. Por ejemplo, yo en un trabajo no lo he dicho porque sé que a las personas trans no las cogen por eso. Pero en el instituto sí se lo dije a mi tutora”. 

“Cuando descubrí quien era fue una liberación y desde ese momento me siento mucho mejor que cuando socializaba como mujer. Una vez descubres tu identidad eres más feliz contigo mismo, es la manera en la que más feliz puedes ser”.

Dibujo hecho y cedido por Garvi: es un estudio del color amarillo personificado.

Incomprensión, cuestionar tu identidad

“Si conozco a alguien y no le tengo confianza no le digo que soy no binaria porque ya he vivido que me digan que es un chiste, una moda, me toman por chaladura y cosas así. A veces siento el miedo de que otra persona cuando se lo cuente no lo entienda y me critique. Ojalá en algún momento me vaya pasando ese miedo y pueda decirle a todo el mundo quien soy. Es complicado que la gente lo entienda, ven dos géneros y que hay que tener relaciones sexuales cada x tiempo, pero es que la gente como yo existimos. Mis amigos, por ejemplo, entienden muy bien mi identidad pero no mi orientación asexual, no entienden que no me interese el sexo. Me dicen: algún día encontrarás a la persona. A ellos ya se lo he explicado muchas veces y llegas a cansarte de explicar las cosas. A mi madre se lo conté hace un año y me ha comprendido, mi padre y mi hermana también. A partir de eso bastante bien. Me dio un poco de miedo decírselo, por cómo iban a reaccionar, pero fueron muy comprensivos”.

“Me ha pasado muchas veces que la gente no sabe cómo percibirme, cómo leerme, me ven como una persona ambigua y no saben dónde clasificarme. Eso me gusta, es como que no entro en tu espectro de imaginario de hombre y mujer. La gente tiene una idea de hombre y de mujer y si no entras en esa categoría piensan que pasa algo y se bloquean. Muchos piensan que mi voz es de mujer, pero también esto hace que algunos me perciban como un chaval muy joven. Para mí la voz no es un problema porque para mí no existen voces masculinas ni femeninas”. 

“Normalmente prefiero ir al baño en casa. Me gustó mucho que una profesora me preguntara el otro día a qué baño iba, hasta me sacó una sonrisa. Al de los chicos no suelo ir nunca, de ir voy al de chicas y me miran raro, incluso me han dicho qué haces aquí. Es un poco incómodo”.

“A veces me dicen si no soy muy joven para saber quien soy. Yo les digo, ¿tengo que tener 35 años para saber lo que soy? Porque eso no se lo dices a una persona heterosexual o cisgénero. A ellos nadie les dice que son muy jóvenes y que están confundidos o que son muy jóvenes para saber quienes son. Se te cuestiona. Lo más difícil es contar a la gente quien soy y que lo entiendan. Que te digan eso no es real, no existe, tú nunca serás esa persona que tú dices. Lo que peor llevo es la invalidación de tu identidad. Tú serás siempre mujer, me dicen. Siento pena por esa gente que no entiende más allá. Me han hecho incluso volver a plantearme mi identidad. Incluso alguna vez he llorado por eso, me han hecho sentir mal”.

“Escuchas mucho que esto es una moda cuando existe de antes: Claude Chahun era fotógrafa y no se identificaba con ningún género. En Mesopotamia ya había personas que no se identificaban con el género masculino o femenino. El ser humano para mí es muy complejo y a las personas que opinan que esto es una moda les digo que investiguen y que si no quieren hacerlo, que hablen con personas trans y no binarias para que les cuenten sus realidad. Nunca cerrarse en banda porque pierdes mucho por el camino. Cada vez hay más comprensión, pero todavía queda”.

“Yo respeto y apoyo el lenguaje inclusivo, utilizar la e. Pero no como los políticos, que lo hacen para ganar votos. Si una persona te lo pide, hay gente que se lo toma a tontería, pero ten la empatía. Esa persona se siente mejor así y yo lo pondría en práctica. En el lenguaje hay otras cosas que son difíciles como escribir que con k de kilo en vez de con q y la gente lo hace, así que lo del lenguaje inclusivo no lo hacen porque no tienen tolerancia”.

“Ahora en verano no soy de playa ni de piscina. No me gusta que me vean con un bañador de mujer y prefiero quedarme en casa. Me gustaría hacerme una mastectomía en un futuro, pero lo veo lejano. Hacer matemáticas es la cosa que menos me gusta y que más problemas me ha dado toda la vida. Mi pasión es el arte, dibujar. Me gustaría dedicarme a la ilustración. También me gusta mucho jugar a videojuegos. Me ha costado retomar los estudios. Cuando dejé la ESO estuve trabajando y volver fue difícil. Mi sueño sería llegar a la ilustración y vivir del arte. Eso y vivir con salud, no más”.

“Cuento mi historia para dar visibilidad a las identidades no binarias. A lo mejor puede servir a las personas que dudan y quieren encontrarse. Si puedo ayudar a descubrir algo más y abrir alguna lucecita en su camino, pues ya está”.

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