“Soy Guille Jiménez, tengo 26 años y soy de Argamasilla de Alba (Ciudad Real). Llevo ocho años en Madrid, desde que vine a estudiar Psicología. Soy profesore en la UNED e investigadore, estoy haciendo el doctorado en Ciencias Biomédicas y Salud Pública”.
“Me defino como no binarie y como hay muchos géneros no binarios, yo dentro de no binarie soy agénero. En mi caso quiere decir que no soy ni hombre ni mujer, no tengo género”.
Guille maneja una gran cantidad de términos y realidades, me cuesta seguirle. Me resulta todo muy nuevo y a veces me cuesta entender. Es paciente conmigo. Como ayuda para entender me anima a que lea su libro: El demonio en el interior de Siriel. Es una novela fantástica protagonizada por un personaje no binarie. Efectivamente su lectura me ha ayudado, así que completaré la conversación que tuvimos con fragmentos de su libro.
El largo camino de ser no binarie
“El primer hostiazo en la cara fue pensar que era una chica trans. Fue en 2016 con un juego de Pokemon: Soy y luna. Empecé a jugar y pensé por qué no uso un avatar femenino. Lo probé y daba un poco de miedo, pero luego vino una sensación de que por fin tu avatar te representa. Eso me sacudió los cimientos. Me dio mi primer golpe de euforia de género: te da un subidón increíble, es pasar de sentirte mal a sentirte superbién, pero también me aterrorizó, ¡qué está pasando! Porque sabía las dificultades que tenían las personas trans: me voy a joder la vida, pensé”.
“Luego me di cuenta de que no siempre me sentía como una chica trans y empecé como género fluido: que tu género cambia dependiendo del contexto o del momento. Ahora todo tiene sentido, pensé. Pues no. Lo de fluido chico-chica me di cuenta de que tampoco era lo mío. En realidad yo nunca me había identificado como chico, aunque me hayan identificado como chico toda la vida. Por eso de fluido chico-chica pasé a chique-chica. Pero con el tiempo lo de chica se fue cayendo, digamos que fue perdiendo peso porque lo que yo sentía es que no tenía género y que no encajaba con nadie. Así fue como descubrí y acabé llegando a no binarie”.
“Desde el primer momento investigaba y buscaba a personas como yo. Siempre me he sentido yo, pero como que buscaba una razón que explique por qué soy como soy, que me justificara de alguna manera. Sé como soy pero no siempre he tenido las palabras o las referencias adecuadas para saber exactamente qué es lo que soy”.
“Viví mi proceso junto a mi pareja. Llevamos juntes ocho años y conviviendo seis”.
Siriel, protagonista de su novela, hace un camino parecido al de Guille. Hay un momento en que Siriel hace un repaso de su proceso: “Soy agénero, si es que se puede no tener género. No me defino por lo que el resto de personas piensa que son los hombres o las mujeres. Pero… ¿y si solo soy un hombre que cree que no lo es? Esos momentos de duda… La época en que me había creído mujer con la misma convicción que ahora creía que no era ni hombre ni mujer. No sería la primera vez que me equivoco… Solo estaba aquella angustia que me envolvía. Te diré lo que sí sé, sé que pensar que soy un hombre me hace sentir fatal. Sí, me equivoqué, pensé que era una mujer, era la conclusión lógica, ¿verdad? Y no sé si era un engaño, un delirio o si fue verdad, pero hubo momentos en los que de verdad sentí que era una mujer. Me miraba, me llamaban como tal y yo sentía que era lo correcto, hasta que dejó de serlo. Pensaba que aquel era el camino, aunque no resultase, aunque me hiciese sufrir, es una experiencia que no querría cambiar. Sin ello jamás habría llegado a descubrir cómo soy… Quizás sea une farsante, quizás me esté engañando, pero estoy viviendo como siento que debo vivir, como más feliz soy”.
Durante el proceso Guille también descubrió que es asexual y arromántique. “El concepto asexual es también un término amplio. En mi caso yo no siento atracción sexual ni romántica por ninguna persona, y creo que tampoco estética, porque yo no veo a la gente guapa ni fea, es algo que no entiendo. A mí me gusta el sexo en general, pero una cosa es el impulso sexual que sientes, que no tiene que estar dirigido hacia una persona, y otra el deseo de tener relaciones sexuales con una persona. A mí me interesan más las situaciones sexuales que las personas o las prácticas concretas. Yo lo he preguntado a muchas personas que no son como yo para saber lo que sentís pero en general no entiendo lo que dice y hace la gente. Entiendo el amor como concepto pero no sé la diferencia entre una relación de pareja, de amistad, intelectual. Yo sé que con mi pareja es con quien quiero estar el resto de mi vida pero sé que lo que vivimos no es amor romántico. Cuando pregunto a los demás y me dicen lo que sienten, yo no lo siento así”.
Disforia
“A mí se me lee como hombre y ahora soy consciente de la disforia de género que había tenido desde siempre: sentir que lo que tú eres no es lo que se muestra. Pensaba que era general que a la gente no le gustara mirarse al espejo o sacarse fotos, hasta que me di cuenta de que no”.
“Alguna vez me he planteado las hormonas pero veía las consecuencias que tenía, de las que no se suele hablar, y creo que no me compensa. Me gustaría poder cambiar alguna vez algo de manera temporal, no para siempre; por ejemplo, me gustaría cambiar para poder ponerme un vestido y que me quedara bien y no me miraran raro o me dieran una paliza”.
“Hoy estoy mejor con mi cuerpo de lo que he estado nunca. Me recuerdo que mi cuerpo es mío, que es como es. Es importante saber que hay muchas formas de ser no binarie –y también trans– y que no todas implican cambio de aspecto físico ni cambio de nombre, ni siquiera el uso de pronombres neutros. Yo el cambio más radical que he hecho ha sido el pelo: cortármelo y teñírmelo; hasta que no me hice un corte más asimétrico no me vi más yo. Cuando consigues algo así sientes euforia, que esa persona que está en el espejo eres tú y encima se ve bien. La primera vez te da un subidón, es increíble. El pelo es algo muy importante para mí porque es una de las cosas que puedo explorar y cambiar si quiero”.
Une personaje de la novela dice: “Me gusta mi cuerpo como es. ¿Tengo que cambiarlo? Tengo la suerte de sentir que encaja con mi idea de mí, de lo que soy. Y no soy menos no binarie por mostrarme de una forma u otra. Aunque sí me gustaría que la gente me viese y no pensase automáticamente: es una mujer; pero eso es el resto del mundo el que tiene que metérselo en la cabeza, no yo”.
No binarie: la importancia de los referentes
“Conocí a dos personas no binarias en Twitter y les estuve preguntando. Entonces yo no era capaz de entender el no binarismo. Descubrir a personas no binarias e investigar sobre lo que era me cambió. Empecé a ver que habían vivido experiencias que yo había tenido. Entonces empiezas a entender y a caer en muchas cosas”.
“Hasta que no conocí a esas dos personas y empecé a investigar no binario en la historia, en otras culturas, era algo que no había visto jamás. Sé que hay gente que dice que esto es una moda pero no lo es, tenemos registros históricos de culturas antiguas y de otras que siguen existiendo sobre géneros que no son ni hombre ni mujer. Tenemos a los muxes en México o los fa’afafine en Samoa, y en Italia estaba femminiello. Siempre ha estado ahí y si parece una moda es porque cada vez más gente está saliendo del armario como no binarie, por fin tenemos palabras para nombrar la realidad que estamos viviendo, para visibilizarlo”.
Como dice uno de sus personajes en su novela: “Decir que Nuri me había ayudado en aquel camino era faltar a la verdad. Nuri me había descubierto el camino mismo”.
Según el Informe Juventud en España 2020 de Injuve, un 25% de la población joven encuestada –hombres y mujeres– no se identifica plenamente con una categoría de cien por cien femenino o masculino.
Lenguaje neutro: elle
“El género neutro en el lenguaje sirve para nombrar una realidad de las personas que no usan el masculino ni el femenino. Por eso usamos la e. Ayudaría que la RAE lo reconociera porque a ti no te representa el lenguaje en masculino y femenino, no refleja tu realidad”.
“A mí como no binarie me gustaría poder socializar de manera segura. Recuerdo un día en Twitter que una persona se había encontrado una consola y quería devolverla pero no sabía cómo. A mí se me ocurrió una idea y escribí un texto donde decía cómo podía encontrar a le propietarie. Como puse propietarie y no propietario, viví dos días de acoso. También tuve muchos mensajes de ánimo pero muchos eran diciéndome que si estaba destruyendo el lenguaje, me insultaban. Y todo porque puse propietarie, que ni siquiera dije que se tenía que hablar así”.
“Sé que hablar con la e no es fácil, no estamos acostumbrades. Yo tardé dos años en aprender. En mi entorno hay gente que se esfuerza por hacerlo y gente que no. Mi jefe, por ejemplo, se esfuerza”. A lo largo de nuestra conversación yo meto la pata varias veces, incluso acabo inventándome palabras. Nos reímos. “No es lo mismo que se te escape, que eso se nota en seguida, que cuando lo hacen a propósito. Hay mucha diferencia cuando sientes que la persona se está esforzando y al principio es normal que haya lapsus. Otra cosa es cuando se dirigen a mí en masculino, siento que no me están tomando en serio. Es una sensación de descortesía porque yo se lo he explicado. Y ya no es tanto la cuestión de cómo te refieres a mí sino de cómo me ves. Una cosa es que me trates en masculino para hacerme una broma y otra que me trates así porque me estás viendo como un hombre. Al final el lenguaje es una muestra de cómo vemos la realidad. Me gustaría que, a la hora de las presentaciones, preguntaras cuáles son tus pronombres. El mío es elle”.
“Yo escribo desde los 14 años y me di cuenta de que siempre que había algo relacionado con personajes no binarios en ficción eran seres que no eran humanos. Así que decidí que una persona no binarie protagonizara una obra de ficción. He escrito una novela de fantasía pero le protagonista es una persona, un ser humano”. El libro está escrito en lenguaje neutro para todo lo que tiene que ver con Siriel y sus amigues no binaries. Para el resto de personajes, masculinos y femeninos, Guille emplea el género que corresponde a cada uno.
Incomprendide (a ratos)
“Mi familia lo sabe pero se les olvida muy a menudo. Mi hermano el más pequeño me preguntó y hablé mucho con él, es el que mejor lo lleva. En el pueblo tengo un par de amigos que se esfuerzan mucho y se han informado del tema. También tengo amigues no binaries. A pesar de la incomprensión yo siento que he tenido mucha suerte. En el trabajo anterior estaba en una empresa de consultaría de recursos humanos y salí del armario con mi jefa. ¡Ay, lo vi en First Dates!, me dijo. Mi jefa sabía lo que era no binario por First Dates, flipa. En mi curro actual lo dije y sin problemas, mi jefe no sabía muy bien lo que era pero lo estuvimos hablando, a él le interesa y quiere saber”.
“Y luego, por otro lado, es cansadísimo estar constantemente diciéndolo, que eres no binarie, que agradecerías que te hablaran en lenguaje neutro. A día de hoy creo que un 80% de la gente ni siquiera sabe lo que es y entre los que lo conocen los hay que se lo toman a guasa. Anda que no me han hecho veces la broma del helicóptero: si tú no te sientes ni hombre ni mujer, yo me siento un helicóptero de combate apache…”.
Guille escribe en el libro sobre su protagonista: “Los recuerdos del dolor que le había traído no encajar, el desprecio de la gente, las veces que se habían negado a tratarle como pedía, que le habían presionado para ser más hombre o más mujer. El odio a sí mismo, a sí misma, a sí misme, un odio de casi dos décadas… No me enorgullezco de ser diferente, no es algo que yo haya elegido, pero sí me enorgullezco de permitirme ser como soy”.
“No sé cómo me gustaría que me viera la sociedad”, reflexiona Guille. “Que no me viera como hombre ni mujer estaría bien, con eso me conformo. Y aparte de no binarie soy escritore, investigadore, y en algún momento me gustaría desarrollar videojuegos. Me gustaría que me vieran como una persona amable y curiosa, no sé, amigable. Una cosa importante es que las personas no binarias somos personas como tú y como el resto. Así que respetadnos como respetarías a otra persona”.
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María de la Rosa
Winnie te felicito porque nos hace llegar historias desconocidas, al menos para mí.
Choca mucho el uso del lenguaje de este chico? …
Quizás tengamos que adaptarnos a estas experiencias desconocidas para la mayoría.
Un abrazo. Ánimo. Adelante.
Winnie
¡Gracias!