“El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es una desregulación de las emociones, no tener capacidad de gestionar bien las emociones. Tengo miedo grande al abandono y al rechazo. Es también ser impulsiva. Lo vivo todo de manera muy intensa. Afecta mucho a la hora de relacionarte de amistad, familia, amor. Me afecta en mi día a día para trabajar, estudiar. Hay días, más bien horas, en que te quieres comer el mundo y otros en que el mundo te come a ti”.
“Hace cosa de una semana rompí una relación de amistad de veintidós años porque a la hora de discutir, cómo decirte, se salta más rápido. Te sientes atacado y se te va de las manos, insultas. Intento controlarlo con todas mis fuerzas pero hay algo superior que te hace estallar y convertir un grano de arena en una montaña. A día de hoy puedo identificarlo cuando está pasando, pero que lo pueda controlar es otra cosa. Hace unos años era después cuando me daba cuenta y decía hostia, la que he liado. Me quedo hecha polvo, mucho cansancio físico y mental. También me siento culpable, siento que soy una mierda de persona, que no me merece nada. El TLP hace que lo veas todo blanco o negro y con la emoción igual. También puedes pasar de un pensamiento a otro sin razón aparente: de no valgo nada a soy la hostia”.
“Soy Laura Medina Martínez, tengo 25 años y soy de un pueblo de Barcelona: Santa Perpetua de Mogoda”.
“El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) dice que es un déficit de atención, pero realmente mi mente esta estimulada todo el tiempo. No poder centrarte porque tienes demasiados estímulos en la cabeza”.
“La distimia son diez años largos ya, desde los 15, con una depresión que se ha expandido tanto en el tiempo que se le llama distimia. Es una depresión crónica. Hay días que no me puedo mover de la cama, hasta pensamientos feos. No tener esa motivación. La vitalidad por el suelo. Intentas ser funcional pero hay algo que no tira de ti”.
“La ansiedad está a la orden del día. Estoy pensando en el futuro, cercano y lejano, todo el rato. Preocupación excesiva por todo. Es estar alerta todo el rato, como si te estuviera persiguiendo un león. Es agotador”.
Querer entender
“Todos los diagnósticos acaban siendo una mezcla, un cóctel, dicen mis médicos. Se acumula todo. Suele predominar más la ansiedad porque está en todo lo que hago. En 2018 me dieron el diagnóstico de TLP. Se supone que no te diagnostican antes de los 18 por tu desarrollo. Yo era una bomba a punto de explotar que me iba a llevar por delante a todo el mundo”.
“Con 13 o 14 me diagnosticaron la ansiedad. Depresión un poquito posterior. El TDAH me lo comentaban desde pequeñita, pero el diagnóstico no llegó hasta los 15 o 16 años. La depresión me la quisieron tapar con la ansiedad y el TLP con la ansiedad y la depresión. Y todo porque era pequeña, pero cuando tienes diabetes se tienen que pinchar, da igual la edad que tengan. A mí por joven se me alargaron los diagnósticos. Yo era muy consciente de que las cosas no iban bien en mi cabeza. No era normal que me peleara de tal forma con mis padres y querer arrancar la cabeza a alguien. No era normal”.
“Por mi parte fue buscar, querer entender. Fui yo quien pidió ayuda. Me empezaron a dar ataques de ansiedad y yo ostras, aquí pasa algo raro y quise entender qué me pasaba”.
“Los diagnósticos fueron un alivio porque así tenía un porqué para saber cómo actúo y pienso. Pero también tuve miedo porque al final es algo desconocido y te dicen que va a ser para siempre, que tiene tratamiento pero no cura”.
“Ahora estoy acostumbrada a todo esto, pero siempre hay un pequeño miedo porque tu vida depende de cómo estés anímicamente. He tenido intentos de suicidio. Yo no quería acabar con mi vida, quería acabar con el dolor, el sufrimiento y ya no sabía qué hacer”.
“Mis padres siempre han estado ahí intentando buscar al mejor psicólogo y psiquiatra. No me entendían muchas veces pero estaban ahí”.
“Me culpé mucho al principio. También te vienen pensamientos de por qué a mí, qué he hecho mal. Con el tiempo ves que no lo elegimos y que no queda otra que seguir adelante con lo que tienes o lo que eres. Aún pienso a veces por qué a mí o qué he hecho mal. Mirarme al espejo y decir te está pasando a ti para mí es lo más duro”.
“Estoy en terapia desde 2015. Estoy dividida: la terapia privada perfecta y la pública fatal. El sistema a mí no me está ayudando nada ahora mismo. En la pública me ve un psiquiatra cada seis meses y a mí me tienen que controlar la medicación y no es suficiente con ese tiempo. Ahora bien, cuando tú pagas es distinto, están más pendientes. Pero claro, hay veces que no se puede pagar y no vas. Estoy un poco frustrada con eso”.
“Con la medicación también estoy bastante frustrada. Creo que me sobremedican. Toda la solución la tiene la medicación y no prestan atención a las terapias que me pudieran hacer falta”.

Entorno
“Tengo un hermano más pequeño. Mis padres lo han pasado muy mal viéndome mal y sin poder encontrar solución. No acabo de entenderme yo a mí misma como para que me entiendan ellos. Nos queremos mucho y nos hemos apoyado mucho; supongo que es lo importante”.
“Ahora vivo con Nerea (mi pareja), su madre y su hermana. Tengo una pareja sana, bonita, que me apoya. Es perfecta a mis ojos, pero he tenido relaciones tóxicas antes. Los diagnósticos hacen que pueda regularme y estar más centrada. También estoy más serena porque mi pareja está tranquila y eso a mí me hace estarlo. Ahora mismo me siento muy afortunada. Además, saber que está a mi lado para cualquier tarea, no que me ayude ni que me lo haga, solo saber que está a mi lado, que tengo una compañía. Eso es un cambio total para hacer y poder terminar cosas. El TDAH me limita a la hora de concentrarme y terminar las cosas, las dejo a medias. No tengo vitalidad pero tengo muchas ambiciones. Tengo ideas pero no tengo fuerza para acabarlas y las dejo a medias. También ir al médico sola no iría porque me crea mucha ansiedad, lo paso mal”.
“Con las amistades hablo de todo, soy muy abierta, demasiado. Siento que luego pueden atacarte porque te muestras vulnerable y hay gente muy mala por el mundo. Unos que parecían amigos no lo han sido. Si yo no lo sé gestionar del todo, la gente de alrededor menos. Tengo amigos muy poquitos, los veo muy poco. Hay momentos en que me gustaría tener más amigos. A veces me siento sola y me gustaría sentirme más arropada por los amigos. Estoy arropada por mi familia y mi pareja, pero a veces me falta el soporte de la amistad. No sé por qué es tan difícil. A lo mejor soy complicada, difícil de llevar. Siento que doy más de lo que después se me devuelve. Sé que no debiera pensar así porque doy lo mío, como soy, y los demás también”.
“Ahora mismo ni estudio ni trabajo. Nada. Los estudios los tuve que dejar cuando estaba estudiando educación infantil y la depre pudo conmigo. Trabajo cada x tiempo. Me pongo a trabajar y duro un mes. Antes de ir a trabajar me dan miniataques de ansiedad y cuando salgo. Siento que no valgo nada, no podré hacer y no lo vas a hacer. Me mareo, me falta el aire, presión en el pecho y digo hasta aquí. Con la ansiedad tengo pensamientos en masa tan rápidos que no me da tiempo a gestionarlos. Mi cabeza no para. Después acabo semanas o meses en la cama sin poder hacer nada”.
“Me encantaría haber ido a la universidad, tener un trabajo y poder mantenerlo, poder pagarme mis cosas. Vivo con la ayuda de mis padres y mi pareja. Me fascinaría ser independiente económicamente. Es lo que necesito y quiero”.
“Intento salir de casa cada día porque si no me dan minibriotes de ansiedad y depresión. Intento leer, hacer algún tipo de manualidad, pero tampoco tengo nada fijo, más que nada porque luego no lo puedo cumplir y me frustro”.
“El estigma hace que la gente piense que no trabajo porque no quiero o que soy mala persona. Te hacen sentir con si fueras un monstruo. Me siento incomprendida, siento que la gente piensa que son excusas, que no hago las cosas porque no quiero o que estoy mal casi todo el tiempo porque me apetece. Me ayuda estar en grupos de terapia con gente con mis diagnósticos u otros parecidos porque me hacen sentirme parte de algo. Nunca he sentido que he encajado en ningún sitio y aquí digo guau, no soy la única”.
“No soporto el puedes con todo, no te rindas. O el échale ganas. El échale ganas, tela… O en un ataque de ansiedad: tranquilízate. No puedo, no estoy así porque quiero”.
Un lastre
“Los diagnósticos me han traído de positivo entenderme un poco más, aprender un poco más sobre mí, conocerme”.
“Me gusta leer, aunque me cuesta, dibujar, ir a conciertos, viajar, estar con animales y con niños, hacer yoga, aunque no hago pero me ha gustado cuando lo he hecho. No sé, las pequeñas cosas. Ayer fuimos a Montseny y vimos una pared llena de hojas rojas. Esos pequeños detalles de la vida me gustan. También me estoy iniciando en el mundo del tatuaje, me llama la atención”.
“Se supone que las personas con TLP somos propensas a las adicciones: juego, sexo, alcohol, drogas, compras. En mi caso he sobrellevado la soledad con sexo excesivo. También están los porros, que me ayudan a gestionar momentos de mucha ansiedad y ruido mental. Pero hay que tener cuidado, no me ha pasado nada porque he tenido suerte. Los médicos y terapeutas saben que fumo y que estoy bajando el consumo”.
“El amor lo es todo. Amor es intentar entender, ponerte en el lugar del otro. Tengo miedo a la soledad, el encontrarme sola con mi cabeza. He aprendido que tengo que quererme, cuidarme y que todo llega, pero primero quererme y saber cuidarme. Cuidarme es escucharme qué necesito, saber cuándo tengo que decir no, cuándo me está viniendo la ansiedad y poder controlarla para que no me dé un ataque. Pensar cuándo necesito parar”.
“Me hacéis la vida más fácil con un poquito de empatía y comprensión. Piensa: joder, cómo será vivir las emociones intensamente todo el día. Con que me digas tómate tu tiempo, ya me vale. Que entiendas que sin salud mental no hay nada y que no es una tontería. Por mucho que se habla más ahora de salud mental, todavía no se ha hablado lo suficiente de lo que puede llegar a implicar no estar sano mentalmente. Con esta entrevista me gustaría llegar a gente para que no se sientan tan solos, tan incomprendidos. Por eso hago Mi diario borderline en Instagram y TikTok. Es un espacio seguro, un diario emocional. No soy psicóloga, hablo desde mi experiencia. Estoy escribiendo también un libro sobre mi experiencia en salud mental un poco autobiográfico”.
Cuando le pregunto cómo afronta la vida, se queda callada. Piensa. “Es complicado. Depende de cómo me levante. Si estoy cansada mentalmente no afronto la vida, la dejo pasar. Cuando estoy bien siento que me puedo comer el mundo. Necesito que mejore el sistema de sanidad pública. Necesito una ayuda económica mínima para poder cubrir mis terapias y mi medicación. Necesito un poquito más de amor propio y autoestima. Mis sueños son casarme y ser madre. Madre joven, a poder ser”.
“La felicidad es una emoción más y las emociones son momentos. Soy feliz porque estoy haciendo esta entrevista, porque tengo mi pareja a mi lado y porque mis padres y abuelos están sanos, pero hay momentos en que no soy feliz. He estado muchísimo peor y espero una vida mejor, que me traiga momentos más tranquila y en paz, más plena. Sobre todo yo tengo un sentimiento de vacío que me acompaña bastante”.
“La sociedad ahora mismo me ve como un lastre, sinceramente. Ni estudio ni trabajo. Encima estoy pidiendo que me den una ayuda y muchas personas pensarán que por la cara, pero yo pienso que la necesito. Todo sería más fácil si no hubiese personas como yo. Todo rodaría mejor, no lo sé. Y no te lo digo desde el extremo de me quiero suicidar”.
“Me gustaría que me vierais como una persona luchadora que no se rinde, que está intentando salir a flote y ser una persona más funcional. Tengo mis impedimentos, mis limitaciones y no por eso soy menos”.
Suscríbete gratis y recibirás en tu correo cada nueva historia. Todavía hay muchas personas a las que conocer
Dejar una respuesta