Cuando yo era adolescente era seguidora de Caiga Quien Caiga. Ahora estoy sentada en frente de Javi Martín, uno de sus presentadores. Estamos en su casa, en una terraza cerrada llena de libros, fotos, plantas, es el fumadero, como él la llama. “En esta casa pasó todo y aquí pasa y sigue pasando todo”, me dice. Vive con su marido en este dúplex en el centro de Madrid. Subiendo unas empinadas escaleras hay otra terraza, esta es abierta y se ven los tejados de la ciudad.
Javi Martín tiene 49 años, es de Madrid y tiene trastorno bipolar.
Así empezó todo
“La primera vez que me pasó fue hace diez años. Todo empezó en esta casa un 24 de diciembre. Al principio estaba flipando, estaba en una fiesta y sentía que me moría, dejé de sentir mi cuerpo, el jaleo de la casa y me quedé en un espacio vacío pensando me he muerto pero sigo teniendo mis pensamientos. Empecé a ver un montón de luces; veía una especie de aura, como un ángel, justo en un sitio donde estaba un amigo mío. Era el mensaje del rey y yo preguntando a la gente quién es el rey. Una amiga me estaba ofreciendo vino o agua y para mí era como si me ofreciera vida o muerte, todo tenía otro sentido. Me miraba en el espejo y me veía en una realidad paralela. No me dio miedo porque toda mi vida he sido buscador de la espiritualidad, siempre me he preguntado cosas, he leído mucho sobre estos temas y pensé esto es la respuesta. Mi entorno me vio rarísimo, a ti te pasa algo, me decían”.
“Al día siguiente tenía función de teatro en Palma de Mallorca y casi paro la obra porque pensaba que el público era mi familia que había venido a decirme que no fumara porros. En Palma me llevaron al hospital y no sabían lo que era. Volví a Madrid y me ingresaron en el psiquiátrico. Estuve dos semanas y media, estaba volado y me lo pasé muy bien, me sentía una especie de avatar con capacidades extrasensoriales especiales y pensaba que me habían encerrado para estudiarme. Allí me dio por ayudar a los demás, tenía la capacidad de conectarme con cualquiera y con las plantas, los animales. Distinguía cuándo era un pensamiento mío, tuyo, de mi marido, tenía una capacidad de conexión increíble”.
Qué es el trastorno bipolar: manía y depresión
“Para mí la bipolaridad es arriba y abajo, positivo y negativo, mundos mágicos y mundos terroríficos. El trastorno bipolar tiene dos fases –antes se llamaba maniacodepresivo, pero no me gusta–: manía y depresión”.
“En la fase maniaca tienes muchísima energía, duermes muy poco y tu percepción extrasensorial cambia completamente: sientes la telepatía, hablas con seres del más allá, al menos a mí me dio por ahí. Es como que todo está absolutamente conectado: el parpadeo que tú acabas de hacer, el ruido de la lavadora ahora mismo, mis pensamientos, los pensamientos que creo que tú estás teniendo, todo está hiperconectado y forma un lenguaje. Sientes el poder de las palabras, de cada sonido, entras en un mundo muy mágico. Yo no lo sufrí, yo estaba feliz. Al principio estaba flipando, qué es esto, qué es esto, pero me fui acostumbrando”.
“No me gusta mucho la palabra manía, yo lo llamo estar en estados elevados, es estar en otra realidad. Y luego viene la parte de la depresión y el dolor es tan profundo. Cuando pasé la primera manía, dos meses después pasé la primera depresión, fue entonces cuando me diagnosticaron. Empecé a sentirme mal, con ansiedad, angustia, creía que me iba a quedar sin amigos, que mi marido me iba a dejar, que me iba a quedar sin curro y sin dinero. La depresión es lo más duro, para mí es estar en un pozo muy oscuro, muy profundo, miras para arriba y no ves nada. Lo peor es que no tenía esperanza, tenía muy claro que no podía salir de ahí y pensé en el suicidio. El terror más grande de mi vida ha sido querer quitarme la vida. Hubo un día que me entró por la cabeza tírate por la ventana. Estaba todo el día así. Podía tener una conversación con alguien sin enterarme porque estaba pensando en eso. Es una sensación horrorosa. Estuve en la barandilla de la terraza de arriba a punto de lanzarme y en el último instante pensé en mi marido, vi su cara de terror y me eché para atrás”.
“Las cosas están cambiando y tienen que cambiar mucho más. Venimos de intentar tapar el problema del suicidio para que no exista. Debería salir en la tele como las víctimas de violencia de género, si no hablas de los suicidios, no hablas de cómo prevenirlos, porque se pueden prevenir”.
“Ahora estoy en eutimia, que es la fase intermedia entre depresión y manía. Pero también te digo que cuando estaba en depresión y en eutimia echaba de menos las lucecitas de la manía; es como entrar en Matrix, un universo nuevo, se ven las cosas de manera muy distinta, es como una droga cojonuda, estás flipando por lo que ves y te hace plantearte muchas cosas”.
“Me diagnosticaron como hace nueve años. El día que me lo dijeron estaba maniaco para arriba, así que fue como vale, perfecto, y no lo entendí. No lo asimilé hasta mucho más tarde porque cuando estaba arriba no lo vinculaba y cuando estaba en depresión tampoco, es muy difícil ser consciente de lo que te está pasando. Cuando estás arriba estás en el mundo Matrix y deprimido solo quieres que se te acabe el dolor, así que hasta años después no lo entendí”.
“Yo contaba a todo el mundo cómo me sentía y a algunos les decía que quería quitarme la vida. Una amiga me dijo que fuera a la psicóloga y esa sigue siendo mi psicóloga hasta hoy. Te da herramientas para que puedas salir de donde estás y ver las cosas de otra manera. Parte de que hoy esté aquí se lo debo a ella. Además voy a una psiquiatra, tomo tres pastillas cada noche y también he tenido la fase de no aceptación de las pastillas. En mi estado maniaco engañaba a mi entorno y les decía que me las tomaba, pero no. Y en depresión me negaba a tomarlas, no sé por qué pero me imaginaba como Carmen Maura puesta de ansiolíticos en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Hasta que tomé una y fue como qué bien. Ahora estoy reconciliado con la medicación pero es un proceso que lleva tiempo. Recuerdo que hubo un tiempo en que la medicación me dejaba vacío, no sentía nada: ni miedo, ni angustia, ni alegría y era insoportable también.
“En total creo que he tenido unas cinco depresiones y cinco manías gordas. A partir de ahí he tenido cada vez menos. Manías todavía tengo de vez en cuando pero oleadas pequeñitas. Llevo estable, con sus momentos de manía, unos cuatro años. Ahora he integrado en mi vida todo lo de la depresión y todo lo de la manía. Sigo teniendo mis experiencias pero están más ordenadas; sigo manteniendo la comunicación extraverbal, no es tan potente pero sé que tú y yo nos estamos comunicando más allá de lo que estamos diciendo y un sonido fuera de la conversación significa algo para mí: negativo, positivo, lo que sea, pero tienes la capacidad de leerlo”.
Las cifras no están actualizadas pero se calcula que en España más de un millón de personas tienen trastorno bipolar.
La importancia del entorno en el trastorno bipolar
“Para mí es complicado darme cuenta de que me viene la manía, así que tengo una especie de protocolo con mi familia y mis amigos. Quien esté conmigo me dice Javi, te veo un poco arriba; yo al principio me enfurruñaba, hasta que entendí que cuando alguien me dice eso, aunque no lleve razón y me toque los cojones, yo tengo que ir al psiquiatra. A veces han acertado y a veces no, pero yo tengo que ir. En la parte maniaca es difícil que tú mismo te des cuenta porque crees que ese es el estado en el que debes estar, es tan maravilloso que no quieres bajar de ahí, por eso no es que no pidas ayuda, es que crees que no la necesitas”.
“Tengo un entorno superestable, estoy en la mejor de las condiciones: mi marido, mi familia, mis amigos. Una persona como yo puede ser agotadora y el entorno tiene que estar centrado. Que es una enfermedad, que no es que lo haga porque quiera hacerlo, pero nosotros hemos pasado momentos muy difíciles, de mucha tensión porque no sabían cómo manejarme, llega un momento en que no saben qué hacer contigo. Si estás solo y tienes un trastorno mental es muy difícil, necesitas acompañamiento y yo tengo la suerte de tener un entorno que está volcado, porque hay mucha gente que tira la toalla. Hay que tener paciencia, se puede salir de ahí con ayuda de los profesionales y del entorno”.
“Cuando decidí contarlo públicamente no sabía cómo afectaría a mi trabajo pero creo que el mundo artístico es más permisivo y abierto, y lo entendieron muy bien. De la sociedad lo que recibo por todos lados es agradecimiento. No sé si habrá personas que tengan miedo de mí o piensen cosas extrañas. Yo a todo el mundo que me pide una entrevista le digo que sí y aquí estás tú ahora, nunca sé quién leerá esto y si le servirá de algo. Con que haya una persona a la que le sirva, el trabajo está hecho”.
Mi aprendizaje con trastorno bipolar
“A mí me gusta la palabra loco, yo me llamo loco de vez en cuando. Mi locura me ha permitido ver dos realidades muy distintas: la manía y la depresión. Ahora que estoy estable estoy bien y mi cercanía a la muerte me ha dado una visión de la vida que no tenía. Sé que tengo que hacer mi trabajo para estar bien, pero mi locura me ha hecho mejor persona, no tengo ninguna duda. Me ha hecho intentar ayudar a los demás, me siento muy útil, siento que puedo colaborar en algo y eso te hace sentirte mejor. Ahora doy clase de teatro en La Barandilla, son personas con trastorno mental grave. Resulta que tu camino es ayudar a otros en algo que te ha pasado a ti”.
“Ser bipolar ha condicionado mi vida en cuanto a que me cuido muchísimo más: no tomo drogas, no abuso del alcohol, me cuido mentalmente. He sacado mucho provecho de estar arriba y de la depresión. De la depresión he sacado que podía no estar aquí y todo lo que me viene son regalos. Quiero seguir siendo actor y seguir luchando por la salud mental. Desde que salí del armario con la salud mental hace un año y medio no pido nada y me viene de todo dado: doy charlas en empresas, colegios, estoy preparando un monólogo para teatro… Sabía que tenía que contarlo públicamente, sobre todo por las personas que estaban en la depresión y se querían quitar la vida. Contarlo y que entiendan que se puede salir. Ahora tengo dos pasiones: el teatro y la salud mental”.
“Tienes que encontrar quién eres y no es fácil. Desde que nacemos nos dicen quiénes somos, cómo debemos comportarnos. Pero quién eres tú por dentro, quién quieres ser en la vida, cuál es tu labor en este mundo, con qué disfrutas. Hay que buscar quién eres, encontrarte y una vez que te encuentras sabes lo que quieres y lo que no quieres, que esto también es superimportante. A mí me parece EL TEMA saber quién es uno mismo, a eso se deberían dedicar todas las personas”.
“Soy optimista y positivo que te cagas, salvo con la depresión. Siempre he sido muy abierto, cuento el trastorno bipolar y me río de ello porque estoy estable, estoy bien, y reírme de ello me sienta muy bien. Hago bromas para ayudar a mi entorno, para que normalice. Otra cosa es que la sociedad nos pide estar felices y estar bien, que no podemos estar tristes y deprimidos, no se nos ha enseñado educación emocional y es necesaria”.
“Mi vida es maravillosa”, dice de manera exagerada, “esa frase es de la Pantoja”, explica con una sonrisa. “Estoy haciendo lo que quiero. Estoy con cinco funciones a la vez y con el tema de salud mental. Yo ya no quiero morirme. Cosas malas me van a suceder, pero lo veo desde otro sitio. Todo lo que me sucede lo veo en un camino y en el camino veo piedras, pero ya está, sigo pasando. Los problemas sé que no son eternos. ¿Lo puedo solucionar? Lo soluciono. ¿Que no? Pues acéptalo. Da miedo mirarse y encontrarse toda la mierda que tenemos dentro, pero hay que hacerlo porque después de quitarse la mierda sale un yo maravilloso”.
“Es superimportante lo que yo me digo; me digo mucho que soy luz y amor. Me digo cosas bonitas, en las manías aprendí la importancia de las palabras. Yo reflexiono todos los días, sé que soy buena persona y que siempre estoy buscando la mejor versión de mí. Intento no estar en el lado pesimista ni cabreado de la vida, no estar siempre en la queja. Quejarse y buscar soluciones, hazlo. Lo que no sirve es quejarse, quejarse, quejarse. Veo que mucha gente está en eso y la queja por la queja me parece inútil. Yo no necesito nada, todos mis sueños ya se han cumplido. No pienso en a ver si me ocurre algo en el futuro, me dedico a mi presente, a hacer lo que tengo que hacer y me intento dejar sorprender por la vida sabiendo quién soy”.
Suscríbete gratis y recibirás en tu correo cada nueva historia. Todavía hay muchas personas a las que conocer
Javier
Winnie. He leído entrevista a Javi Martín ex » Caiga quien caiga «. Ha estado chula la entrevista y sus comentarios. Conducta bipolar. Es cierto, uno tiene que encontrarse a sí mismo y a veces no es fácil. Saber quiénes somos.
Winnie
Gracias, Javier
ana
Me gustó la entrevista, Gracias a ti y a Javi 🙂
Winnie
Mil gracias, Ana
Paz
Es maravilloso